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| Vista aérea del barrio de S. Francisco, antes de Ntra. Sra. de la Antigua (Google Earth) |
La presencia de esclavos moriscos en las plantaciones de la Telde desde mediados del siglo XVI en adelante es bastante conocida. De hecho, su presencia tan numerosa en algunas zonas hizo que éstas fueran conocidas como barrio berberisco o, simplemente, Berbería, como aún hoy testimonia la calle Barbería (realmente Berbería) en las cercanías de la plaza de San Gregorio. Esta población esclava de origen bereber llegaba a las islas de manera forzada, fruto de cabalgadas en las costas africanas vecinas, con la imposición de convertirse al cristianismo y abandonar su fe mahometana. No obstante, la Inquisición en Canarias no vigiló tanto a la población morisca como a la judeoconversa por la práctica secreta de sus respectivas creencias anteriores (Aznar Vallejo).
Por otro lado, con antelación a esta afluencia berberisca esclava, nos encontramos en nuestra ciudad la presencia de mudéjares, musulmanes que no eran esclavos sino que se llegaron con los demás repobladores tras la conquista y que siguieron practicando libremente su fe hasta bien entrado el siglo XVI pues “la pragmática del 12 de febrero de 1502 de los Reyes Católicos que disponía que los moros abandonasen España o abjurasen del islamismo, no tuvo aplicación en Canarias” (Santana, p. 640).
Tuvo pues la naciente Telde su morería localizada, sin lugar a dudas, en la manzana que queda delimitada por las calles que actualmente se denominan Portería, Montañeta de San Francisco y Altozano del barrio de San Francisco, antes de Santa María de la Antigua.
“En la noble çibdad Real de Las Palmas que es en esta ysla de la Grand Canaria en diez e ocho días del mes de setiembre año del nasçimiento de Nuestro Salvador Ihesu Christo de mill e quinientos e quarenta e nueve años estando ayuntados a cabildo en las casas del dicho cabildo como lo an de uso e costumbre el muy magnífico señor don Rodrigo Manrrique de Acuña governador desta dicha ysla por sus magestades e los señores Regidores della e en presençia de my Pedro Ximénez escrivano de sus magestades e tiniente del escrivano mayor del cabildo vezino de la çibdad de Telde su tenor de la qual es este que se sigue.
Muy magníficos señores Pedro Gudino vezino de la çibdad de Telde beso las manos a vuestra señoría e digo que puede aver un mes que yo ove pedido a vuestras señorías me hiziesen merçed de un solar en la çibdad de Telde en el barrio de Nuestra Señora de la Antigua linde con la calle Real que va de Nuestra Señora y por otra parte otra calle que viene de hazia San Sebastián a Nuestra Señora y por otra parte con casas que fueron de los alfaquíes e de la otra un solar de Juan Yanes palomero e por vuestra señoría fue mandado apregonar e se apregonó en la dicha çibdad de Telde e porque no ovo contradiçión me mandaron dar el dicho solar con que el señor liçinçiado del Castillo me lo señalose y llevando la petiçión a la çibdad de Telde después de aver señalado el dicho solar el liçençiado del Castillo trayéndolo para asentar el título se perdió. Suplico a vuestras señorías que constándoles lo de suso contenido ser asy me mande dar título del dicho solar y en ello reçiviré merçed.
El solar que vuestra señoría mandó le señalase se le señaló en el lugar e debaxo de los linderos en la petiçión contenidos tiene çinquenta e seys pies de frontero e çiento e doze de cunplido. El liçençiado del Castillo.
E por los dichos señores governador e regidores y visto dixeron que davan e dieron al dicho Pedro Gudino el dicho solar que pide e donde el liçençiado del Castillo Regidor syn perjuizio de terçero e con que lo labre y aprobeche e dello le mandara dar titulo e que se le asyente en este libro de Repatimientos” (Ronquillo, pp. 414-415).
Estas “casas que fueron de los alfaquíes” indican que allí habitaron varios doctores de la ley islámica, referentes religiosos en la comunidad musulmana. En 1549 estas casas parecen haber sido abandonadas. La animadversión hacia esta comunidad había ido creciendo en la medida que aumentaba la población esclava berberisca y las incursiones de piratas de igual procedencia en las islas. Los cristianos creyeron que estos mudéjares, aliados con los esclavos berberiscos, podían ser una auténtica quinta columna. Así, “con los moriscos libres se intentará su expulsión. En Gran Canaria, el gobernador y el Cabildo la habían decretado en 1538, pero aquellos que habían llegado de forma voluntaria a Canarias para convertirse al cristianismo, logran autorización para quedarse” (Santana, p. 641).
No debieron renegar de su fe estos alfaquíes del barrio de Santa María la Antigua al haber abandonados sus casas con anterioridad a la data reseñada, probablemente tras el inicio de 1541 cuando “las autoridades de Gran Canaria dispusieron que los moriscos libres salieran de esa isla, por lo que algunos pasaron a Tenerife. Allí se encuentran con diversos problemas, se les acusa de no ser sinceros en su conversión y que se pasaban al enemigo en la mínima oportunidad” (Santana, p. 635), misma causa que los llevó a abandonar Gran Canaria. Por lo tanto, la morería teldense pervivió entre los orígenes de la ciudad (1483) y la disposición legislativa reseñada (1541), es decir, más de medio siglo.
No sabemos si estos alfaquíes fueron familia o vecinos de María Hernández ("Las brujas de Telde"), procesada por la Inquisición entre el 14 de noviembre de 1521 y el 10 de octubre de 1522 por pretender curar con hechizos a Juan de Ávila, hijo de Isabel de Talavera, vecinos de la misma ciudad (Rodríguez Galindo, p. 134).
Esposa del alfaquí Fernán Pérez, relata que sus hijos estaban en la cárcel (luego se fugarían) por lo que no tiene otro medio de subsistencia junto al de la mendicidad (Fajardo, p. 211). Sometida al tormento del agua fue, finalmente, absuelta (Fajardo, p. 254) y puesta en vigilancia por su abjuración del Islam. Todavía en 1525, con 60 años, aparece en el padrón que realiza la Inquisición para controlar a los conversos y sus buenas disposiciones religiosas (Lobo, p. 48).
En el mapa de la ciudad que en torno a 1590 levantara el ingeniero Torriani se observa el lugar en torno a un amplio solar o placetilla que, posteriormente, absorberá la actualmente conocida como Casa de los Sall. En una de las remodelaciones de esta extensa propiedad, que agrupó también varias de las antiguas edificaciones anexas, el presbítero Hernández Benítez y el pintor José Arencibia Gil creyeron identificar restos de lo que creyeron un torreón defensivo así como el arranque de un arco goticista en una pared. El presbítero, según el cronista de Telde González Padrón, avisó a los investigadores Rumeu de Armas y Serra Ráfols para que dieran su parecer de tales vestigios que no dudaron en creerlos anteriores a la conquista castellana (Galindo et Mireles, pp. 32).
En cuanto al torreón, cuya base circular de mampuestos fue lo único observado, más que los restos de un alminar, parte de la mezquita que en tal morería existiría, se trataría más bien de uno de los palomares de Juan Yanes, que allí tenía su solar, dada la configuración de los palomares en la época, de planta circular y a modo de torrecilla, tal cual el de los Salazar que aún se conserva en la villa palmera de Mazo (Rodríguez Sánchez).
En cuanto al arco de carácter goticista que el mencionado cronista afirma desapareció con las obras de una pequeña vivienda en el Jardín del Té de la Casa de los Sall en los años 70 del siglo XX (Galindo et Mireles, p. 47), (González), quién sabe si no se trataba del mihrab, el nicho u hornacina que en toda mezquita indica la alquibla, es decir, la dirección de la Meca hacia donde deben dirigir la oración los musulmanes. Esta posible pared de la alquibla, aquella pared donde se encontraba el arco, sigue orientada, casualmente, hacia tal sagrado lugar, aunque hoy sea medianera entre viviendas.
REFERENCIAS
Aznar Vallejo, E. (1983). La integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla (1478-1520). Universidad de Sevilla – Universidad de La Laguna. Madrid.
Fajardo Spínola, F. (1985). "Las Palmas en 1524: hechicería y sexualidad" en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 31, pp. 177-275.
Galindo Rodríguez, A. et Mireles Betancor, F. M. (2010). “Aportaciones sobre torres de la conquista en la isla de Gran Canaria: estudio arqueológico en la Casa de los Sall (San Francisco, Telde)” en El Museo Canario, núm. 65, pp. 31-50.
González Padrón, A. M. “Caminando hacia la desmemoria (XLIX). El gótico en Telde” en “TeldeActualidad”, 19/10/2023, https://teldeactualidad.com/art/156533/el-gotico-en-telde [consultado el 3/03/2025].
Lobo Cabrera, M. (1983). Los libertos en la sociedad canarias del siglo XVI. Instituto de Estudios Canarios. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid - Tenerife.
Rodríguez Galindo, A. (1966-1969), "El Museo Canario. Catálogo y extractos de la Inquisición de Canarias" en El Museo Canario, núm. 26-29, pp. 129-144.
Rodríguez Sánchez, F. “Patrimonio de todos, patrimonio de nadie: Palomar de los Salazar” en “MundolaPalma”, 31/02/2024, https://www.mundolapalma.es/2024/03/patrimonio-todos-patrimonio-nadie-palomar-salazar.html [consultado el 3/03/2025].
Santana Pérez, J. M. (1995). “Presencia morisca en las islas canarias” en Mélanges Louis Cardaillac. Tome Deuxième. Fondation Temimi pour la recherche scientifique et l´information (FTERSI). Zaghouan, pp. 629-647.
Torriani, L. (1959 [1590]). Descripción e historia del reino de las islas Canarias antes Afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Traducción del Italiano, con Introducción y Notas, por Alejandro Cioranescu. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife.

