27 septiembre 2025

DEL ORIGEN DE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA


"El Calvarito" (Fotografía del autor, 17/04/2023)

Los repobladores europeos que llegaron al lugar que hoy ocupan los barrios de San Juan, San Francisco y San Gregorio decidieron honrar con la erección de capillas, ermitas e iglesias a diversas advocaciones de su devoción, bien por ser las de su lugar de procedencia, bien por su poder taumatúrgico y protector ante las epidemias, las malas cosechas, etc. Así, mientras se roturaban las primeras tierras para el cultivo, se construían las primeras casas e iban quedando trazadas sus calles y callejuelas, también fueron erigidas pequeñas casas a modo de humildes capillas.

En ellas se entronizaba la imagen pictórica o escultórica que daba título a la misma con la esperanza de que, más tarde o más temprano, sus capillas fueran transformadas en auténticas ermitas e iglesias capaces de acoger el culto (celebración de misas, enterramientos, etc.). Esta transformación podía realizarse, bien mediante la ampliación de las mismas, bien con su construcción de nueva planta en otro emplazamiento, generalmente en sus cercanías. 

Estas capillas o “casillas”, que refieren las fuentes, como las de Santa Lucía y la de Ntra. Sra. de Guadalupe, tuvieron un origen popular frente a otras ermitas, como las de san José en Las Longueras y la de san Gregorio Obispo, que surgieron auspiciadas por los terratenientes más destacados que se avecindaron en Telde en medio de sus propiedades. También, de esta última manera, se propició la construcción de la parroquial de san Juan Bautista. Por lo tanto, dado su origen popular, muchas no llegaron a ser auténticas ermitas dada la dependencia de aquellos donativos y legados que pudieran pagar sus obras y sostenimiento. Es el caso de la casilla de Nuestra Señora de Guadalupe (AHPLP.2, ff. 85r.-89r.) que, por su ubicación en las cercanías de la que terminará siendo la Casa Condal, bien pudo ser la causante del añadido al mencionado título del condado "de la Vega Grande", a saber, de la Vega Grande "de Guadalupe".

En la elevación orográfica que se encuadra entre los cauces del Barranco Real y de La Fuente de la ciudad, el altozano que referirá una de las calles del naciente barrio, se decidió construir una de estas casillas en honor de Nuestra Señora de la Antigua. Esta es una advocación mariana de gran raigambre en Sevilla desde que su imagen, una pintura mural, se descubriera durante las obras de construcción de la catedral hispalense, supuestamente, sobre un muro de la antigua mezquita que fue cristianizada tras la conquista. 

El arraigo de esta advocación en la isla, en nuestra ciudad, se debe a la procedencia sevillana de muchos de los repobladores, así como a la dependencia de la diócesis canaria de la hispalense. De hecho, la catedral de Canarias también le dedicó una de sus capillas. Esta fue construida entre 1517 y 1526 (Cazorla, pp. 52-53), siendo reubicada dentro de la ampliación de la misma a partir de “la vieja iglesia” en 1573 (Cazorla, p. 64). Finalmente, en 1816 su primitiva imagen de candelero fue retirada del culto al ser sustituida por otra de talla completa del imaginero Luján Pérez.

Primitiva imagen de Ntra. Sra. de la Antigua - S. I. C. B. de Canarias
(Fotografía del autor, 27/09/2025)

La misma devoción mariana prendió en nuestra ciudad a la par que en la catedral dado que desde 1522 se habla en los testamentos que obran en el archivo parroquial de san Juan Bautista de la ermita de santa María de la Antigua teldense (Hernández, p. 173). Posteriormente, en su testamento de 14 de enero de 1539, Cristóbal García del Castillo lega media dobla de oro a dicha ermita (Chil, p. 484), como también lo hace otro teldense (nombre ilegible), en su testamento de 13 de enero de 1541 al dejar algunas limosnas “al hospital de Telde, a la capilla de la Antigua, a los monasterios de santo Domingo y san Francisco, algo a la iglesia y fábrica de san Juan de Telde” (AHPLP.1, f. 2v.).

En medio de la incipiente urbanización de la ciudad, me atrevo a aventurar que estos testamentos aún se refieren a una de las citadas pequeñas capillas o casillas en su aspiración a ser auténticas ermitas e iglesias. Esta, con total seguridad, no es otra que la que hoy conocemos como “El Calvarito” en la misma plaza de San Francisco como se desprende de una carta de dote realizada el 6 de septiembre de 1568 por el matrimonio formado por Gonzalo Díaz y Catalina Hernández. En ella prometen en dote a su hija unas casas que lindan con la “casa de Nuestra Señora de la Antigua, casas de Isabel Jara y, por delante, con la calle real que baja do la calle nueva y, por un lado, con la calle que va a la iglesia de la Antigua" (AHPLP.2, ff. 67r.-68r.).

Como vemos, hay un “casa de” y una “iglesia de”. Esta casa, la primitiva y humilde capilla, sería la que acogió la pequeña imagen de Ntra. Sra. de la Antigua teldense mientras se terminaba de erigir su iglesia. Terminada la misma, la capilla o casilla original, en este caso no integrada en la construcción final, pasó a tener otra función como parte de la fábrica de la misma. En el caso que nos ocupa, pasó a ser un Calvario, seguramente, como decimosegunda estación del Via Crucis que los franciscanos implementarán por las calles del barrio.

“Frente a la iglesia se ve una antigua capilla con cubierta de tea a cuatro aguas a la que el pueblo llama “El Calvarito”, si bien no hay memoria sino de la existencia en la misma de una imagen de Cristo Crucificado, probablemente antes acompañado de san Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores. Debió tener este Cristo mucha devoción, sobre todo entre los caminantes que atravesaban este barrio subiendo por el camino de Santa María en dirección a los pueblos del sur de la isla, todavía puede verse una ranura abierta en la cantería azul que da a la plaza por donde los viajeros introducían sus limosnas que luego pasaban a una caja de tea, recordándonos por su forma el “gazofilacio” del templo de Jerusalén en los días de Jesús” (Hernández, pp. 175-176).

Probablemente, la imagen que presidió tal capilla es la que aún hoy puede contemplarse en la pequeña hornacina que se abre en el altillo del retablo pétreo de santo Domingo de Guzmán en la iglesia de san Francisco. Una imagen de candelero, de madera, telas y arcilla, de la que se contaba una leyenda sobre su aparición en una de las cuevas de la costa teldense, en la zona de El Castellano, desde donde fue llevada al convento franciscano teldense (Hernández, p. 175). Quizás pueda conjugarse la leyenda con la realidad pues bien pudo ser esta imagen una de las que tuvieron que abandonar los franciscanos misioneros en la costa teldense, siendo encontrada, posteriormente, por los repobladores de Telde que pudieron entronizarla en la casilla o capillita del naciente barrio de Santa María a donde, cosas de la historia, "retornarán" los franciscanos en 1610. 

Ntra. Sra. de la Antigua - Telde
(Diócesis de Canarias, p. 182)

Ntra. Sra. de la Antigua - Telde
Fotografía anterior a su restauración 
(Hernández, p. 204)

No obstante lo anterior, la procedencia de la imagen pudo tener un origen más corriente pues, naturalmente, el comercio de imágenes para la devoción particular entre la naciente población teldense queda atestiguado en diversas fuentes, entre otras, un reconocimiento de deuda de 9 de noviembre de 1535. En él, el mercader teldense Francisco de Deza reconoce deber a Melchor Núñez, también mercader, diferentes cantidades, por ejemplo, "14 reales por la hechura de una imagen de Nuestra Señora y de un Jesús" (AHPLP.3, ff. 168-169). Teniendo en cuenta que comparte apellido y, quizás, parentesco con el arzobispo de Sevilla, Diego de Deza (+1523), es natural que la imaginación vuele pensando que esta imagen de 14 reales es la Virgen de la Antigua teldense cuyo precio aún no había satisfecho.

El momento en que se terminó de construir la ermita podemos situarlo en torno a 1569. El mejor indicador de ello es que ya se puede celebrar la misa en ella. Así se desprende de un codicilo de 10 de agosto de 1569 sobre su testamento del pasado 30 de julio, en el que Hernández de Rosiana establece un aniversario cantado perpetuamente en la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua en el día de la Natividad de Nuestra Señora en septiembre o en su octavario (AHPLP.2, ff. 283v.-284v.). También, por otro lado, del testamento de Juan Márquez de 21 de septiembre de 1569 en el que solicita que se digan dos misas por su alma en la iglesia de Nuestra Señora de Antigua (AHPLP.2, ff. 300v.-302v.).

Con anterioridad a esta fecha, tenemos datos que nos dan idea de cómo fue construyéndose y de qué manera se financió su obra. Así, en su testamento de 8 de agosto de 1568, el sacerdote Sebastián Ramos lega seis reales “para la obra de Nuestra Señora de la Antigua de Telde” (AHPLP.2, ff. 37r-44v.). De igual manera, en su testamento de 9 de agosto de 1568, Leonor Ortiz, mujer de Leste, “dona a la obra de Nuestra Señora de Antigua de Telde un real de plata de sus bienes” (AHPLP.2, ff. 47r.-48v.).

Por otro lado, sabemos que los carpinteros Gregorio Simón y Gaspar de Cerrada, mediante concierto de 3 de mayo de 1563, se comprometieron a terminar para el día de Santiago la obra de carpintería de la capilla “que se ha de hacer” en la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua de la que es mayordomo Juan Tello. Además, como curiosidad, el artesonado que la ha de cubrir debía ser como el de la capilla de María Fernandez Calva de san Juan Bautista, la de san José en la actualidad (AHPLP.4, f. 146 v.).

No queda claro si el regidor Juan Tello fue mayordomo de esta futura capilla o de la iglesia entera pero, con total seguridad, fue uno de sus grandes financiadores dada su condición de gran hacendado. No en vano, acumuló tal número de propiedades que su nombre quedó plasmado en la propia toponimia, por ejemplo, en la Montaña de Juan Tello o los Cercados de Juan Tello (Hernández, p. 340).

Finalizada la ermita, en lo que a poder mantener el culto litúrgico en ella se refiere, no cesará su dotación y mejora por parte de nuevos benefactores. En su testamento de 10 de junio de 1570, Francisca Ramos, viuda de Fernán Gómez, lega un real a la misma y manda que se paguen los 15 reales que le debía su marido. También, dispone que se haga una capilla a san Antonio en dicha iglesia, ya que su marido así lo dispuso antes de morir, con las 120 doblas que destinó para ello de sus bienes. Una vez hecha la capilla, además, quiere que se dé de sus bienes veinte doblas para comprar ornamentos para poner decir misa (AHPLP.2, ff. 340r.-348r.).

A colación de la celebración de la eucaristía en ella, de cara a la comodidad de fieles y sacerdotes, sabemos que el 1 de noviembre de 1577, se vuelve a contratar al carpintero Gaspar de Cerrada para realizar cuatro escaños (bancos) para la iglesia (AHPLP.5, f. 387v.).

Por otro lado, será Torriani quien, posteriormente, nos legue una idea de la localización y entidad de la ermita de Ntra. Sra. de la Antigua teldense en la última década del siglo XVI. En el plano de la ciudad que levanta en 1590 de la ciudad, esta ocupa el lugar más elevado del altozano del barrio de Santa María, está compuesta de una sola nave y rodeada de casas que, en veinte años, serán donadas y derruidas/integradas en la conformación del cenobio franciscano y sus huertas.

Infografía del autor a partir de pormenor del plano de Torriani 

Desde entonces, 1610, la historia de la ermita de Santa María de la Antigua tendrá nuevos y variados capítulos. Como convento franciscano de la Madre de Dios de la Antigua será dotada con una nueva nave, retablos pétreos de inspiración colonial y varias capillas claustrales como la de las Llagas de san Francisco o la de san Francisco de Paula (Suárez, pp. 285-287). Finalmente, tras la exclaustración, como la iglesia del barrio de San Francisco que conocemos actualmente y que fue perdiendo progresivamente el culto que en ella se mantenía hasta la actualidad.

Sirva este pequeño artículo como acción de gracias a los arriba citados y otros que, al promover su fundación, nos la legaron como bien histórico patrimonial.


REFERENCIAS

AHPLP.1. Protocolos notariales. Escribano Hernán de Gutiérrez. Telde. 1541.

AHPLP.2. Protocolos Notariales. Escribano Pedro Fernández de Chávez. Telde. 1568-1570.

AHPLP.3. Protocolos Notariales. Escribano Hernando de Padilla. Las Palmas de Gran Canarias. 1535.

AHPLP.4. Protocolos Notariales. Escribano Juan de Vega. Telde. 1557-1563.

AHPLP.5. Protocolos Notariales. Escribano Juan de Vega. Telde. 1577.

Cazorla León, S. (1992). Historia de la Catedral de Canarias. Real Sociedad Económica de Amigos del País. Las Palmas de Gran Canaria.

Chil y Naranjo, G. (1891). Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias. Vol. 3. Imprenta La Atlántida. Las Palmas de Gran Canaria.

Diócesis de Canarias (org). (2004). La Huella y la Senda. Islas Canarias en https://restauracionlapalma.com/wp-content/publicaciones/lahuellaylasenda.pdf [consultado el 26/09/2025].

Hernández Benítez, P. (1958). Telde, sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos. Talleres tipográficos de imprenta Telde. Telde en https://mdc.ulpgc.es/s/mdcte/item/259809 [consultado el 24/09/2025]. 

Suárez Quevedo, D. (1992). "El convento franciscano de Telde (Gran Canaria). Datos para la historia de una institución desaparecida" en Revista de Historia Canaria, núm. 176, pp. 277-314. 

Torriani, L. (1959 [1590]). Descripción e historia del reino de las islas Canarias antes Afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Traducción del Italiano, con Introducción y Notas, por Alejandro Cioranescu. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife.

11 septiembre 2025

TELDE EN EL MARQUESADO DEL BUEN SUCESO

Blasón del Marquesado del Buen Suceso (Rumeu, p. 296)

Encuadrada su vida en el siglo XVIII, el grancanario Bartolomé Hernández Naranjo hizo carrera como militar de prestigio una vez que se trasladó a Venezuela. Allí consiguió amasar una gran fortuna de la que haría muy buen uso en cuanto a inversiones y cambio de status social. 

De Venezuela regresó en 1775 para, al poco tiempo, establecerse entre Cádiz y Madrid por mor de la concesión del título nobiliario que se propuso conseguir a toda costa del monarca Carlos III. Para cuando regresó definitivamente a Gran Canaria en julio de 1783, lo hacía como I marqués del Buen Suceso desde 1781 pero, también, gravemente enfermo por una apoplejía sufrida y, además, totalmente ciego a causa del glaucoma. De hecho, fallecerá en noviembre de ese mismo año, disponiendo ser enterrado en la iglesia de la Vera Cruz de los agustinos en Las Palmas, en el sepulcro de sus padres, en la misma calle de Vegueta en la que había nacido el 25 de octubre de 1712. 

Como herederos instituyó a su esposa e hijo, Juan Domingo Hernández Naranjo y de Monasterios, quien ostentará el marquesado en segundo lugar ya desde Jerez de la Frontera, ciudad natal de su esposa, desarraigo de las islas que ya mantendrán sus sucesores para siempre (Rumeu, pp. 299-302).

Bien mientras residía en Caracas, bien personalmente en la isla o por medio de su hermano sacerdote, Domingo José Naranjo Nieto, que había hecho carrera en México y regresado a la isla como su apoderado, comenzó a adquirir innumerables propiedades en diversas partes de la isla. Obviamente, destacó la adquisición de la Hacienda del Buen Suceso, desgajada del mayorazgo de Arucas y que dará título a su marquesado pero, por otro lado, no menos importantes y cuantiosas fueron sus posesiones en nuestra ciudad. El 5 de agosto de 1773, desde Caracas y ante el escribano Juan Domingo Fernández, compró una finca en la Hoya de Juan Gallegos (Jinámar). El 21 de septiembre de 1775, en Las Palmas y ante el escribano Antonio Miguel del Castillo, permutó tierras en el Valle de Casares por otras situadas en La Betancora (Rumeu, p. 292).

"Hay que suponer que otros diversos bienes raíces adquirió nuestro biografiado en la isla nativa, en provechosas inversiones durante la etapa caraqueña de su existencia, pero por desgracia no ha quedado constancia de ello” (Rumeu, pp. 287-288). No obstante, gracias a un inventario de 29 de marzo de 1879, mandado a realizar por el V marqués del Buen Suceso y IV conde de los Andes, don Fernando de la Rocha y de la Fontecilla, sabemos de veintisiete amplias posesiones en la zona cumbrera de nuestro municipio. Suman un total de 400 fanegas, 10 celemines y 1 braza de la época, es decir, más de dos millones de metros cuadrados aproximadamente. 

Estas posesiones debieron ser adquiridas por el I marqués, bien durante su estancia en Caracas, bien durante su estancia en la isla o mediante su hermano apoderado, dado el citado desarraigo de sus descendientes y sucesores en el marquesado.

Un resumen del inventario que nos ocupa (AHPLP), nos aporta la siguiente información: 

Propiedades del marquesado en La Breña:
  • 2 fanegas de tierras y arrifes en Las Cuevas de Cubas.
  • 4 celemines de arrifes en el mismo lugar.
  • 5 fanegas de arrifes y riscos en La Hoya del Escribano.
  • 5 fanegas de tierras y arrifes en El Altabacal, al pie de El Risco del Escribano.
  • 1 fanega de tierra y arrifes inmediata a la anterior.
  • 1 fanega de arrifes y riscos en Los Morros de la Mesa.
  • 9 celemines de tierra y arrifes en La Cuevecilla.
  • 24 brazas de tierra en La Solana de la Breña con doce horas de reloj de agua del estanque de La Breña (su dula cada treinta días).
  • 1 cuartillo y 20 brazas en el mismo punto que llaman La Huerta de Arriba con un día de agua (su dula cada treinta días).
  • 10 celemines y 2 brazas de tierra en La Hoya de la Breña.
  • 8 celemines, 2 cuartillos y 20 brazas de tierra y arrifes en La Bicacarera.
  • 7 celemines, 2 cuartillos y 25 brazas de tierra y arrifes en El Morrillo de la Breña.
  • 21 fanegas, 10 celemines y 2 cuartillos de tierra, arrifes y riscos en El Arenal del Cabezo (con tres cuevas).
  • 4 fanegas, 2 celemines y 18 brazas de tierra y arrifes en La Mesa.
  • 2 fanegas, 3 celemines y 10 brazas de tierra y arrifes en El Lomo del Camello.
  • 103 fanegas, 9 celemines, 3 cuartillos y 31 brazas de tierra, arrifes y riscos en el mismo lugar. La lleva Matías Cruz.
Propiedades del marquesado en Cazadores:
  • 91 fanegas, 11 celemines y 15 brazas de tierra, arrifes y riscos en “El Risco de las Ortigas” y “Solana de Cazadores”. Lo lleva Juan Rodríguez.
  • 19 fanegas y 5 celemines de de tierra y arrifes en “Hoya Bermeja”. Lo lleva Antonia Caballero.
  • 1 fanega, 8 celemines y 23 brazas de tierra y arrifes en “La Erilla”.
  • 1 fanega, 8 celemines, 3 cuartillos y 23 brazas de tierra y arrifes en “Los Cuchillos”.
  • 10 fanegas, 4 celemines, 1 cuartillo y 28 brazas de tierra, arrifes y riscos en “El Gorete” [Guriete]. Lo llevan entre Juan Rodríguez y Juan Caballero.
  • 18 fanegas, 11 celemines y 13 brazas de tierra y arrifes en “El Blanquizal”. También la lleva Antonia Caballero.
  • 1 fanega, 4 celemines y 3 cuartillo de tierra y arrifes en “Los Escobones”. Lo llevan Antonia Caballero y Juan Caballero.
  • 17 fanegas, 7 celemines y 30 brazas de tierra y arrifes en “El Laderón”. Lo lleva Antonia Caballero.
  • 68 fanegas, 9 celemines, 1 cuartillo y 14 brazas de tierra, la mayor parte de arrifes y páramos, donde llaman “La Mesa” y “Fuente de la Gaviota”. La llevan los tres (¿anteriores?).
  • 9 fanegas, 10 celemines, 3 cuartillos y 6 brazas de tierra y arrifes en “La Abejerilla”.
  • 8 fanegas, 2 celemines y 18 brazas de tierra y arrifes en “La Hoya de la Perra”, en “El Salvialillo”.

Como vemos, este inventario nos ayuda, además, a perpetuar en la historia topónimos de nuestra ciudad ya perdidos, así como el recurso al mayoral o guardés por medio de los cuales el propietario de las tierras las mantenía en explotación y rendimiento. En este sentido, destaca la confianza del V marqués en la familia Caballero.

Por último, teniendo en cuenta las diversas propiedades que en la otra vertiente del barranco de los Cernícalos también poseyó el marquesado, entre otras, las que aún hoy se denominan Las Haciendas en Valsequillo (Santana), nos podemos hacer una idea de cuán rico llegó a ser en propiedades agrícolas el marquesado del Buen Suceso, más allá de las aruquenses.


REFERENCIAS

AHPLP. Archivos privados. Familiares y personales. Sall Tascón. Administración de bienes. Inventario de bienes y propiedades (1877-1895). Signatura: FST-005/47.

Rumeu de Armas, A. (1983). "El marqués del Buen Suceso (1712-1783)" en Anuario de estudios atlánticos, núm. 29, pp. 233-302.

Santana, F. (2025). "Haciendas del Marqués del Buen Suceso" en "Valsequillo Digital", 5/09/2025, s/p. https://valsequillodigital.es/haciendas-del-marques-del-buen-suceso/ [consultado el 10/09/2025].

10 agosto 2025

DEL TOPÓNIMO TELDENSE LA COLOMBA


Panorámica de La Colomba (Fotografía del autor)

Este pequeño pago de Telde, enclavado entre los barrios de Arenales (Telde) y Lomo Fregenal (Valsequillo), se ha convertido en la actualidad en punto de encuentro de todos los senderistas que hasta él acuden para adentrarse en el Barranco de los Cernícalos. La disposición de un área recreativa a su entrada ha facilitado, igualmente, el disfrute del lugar.

Don Pedro Hernández Benítez, en su estudio de los topónimos de la ciudad en la que fue párroco, comentó del de este enclave que "no se trata de un apellido, puesto que va precedido del articulo La; posiblemente se trata de un nombre importado, existiendo un monasterio que lleva el título de Santa María de la Colomba en Plasencia." (Hernández, p. 315). Se olvidó de que esta advocación de la Virgen viene del latín columba, paloma, pudiendo haber explicado el topónimo de una manera más peregrina, que el lugar terminó siendo conocido así por la presencia de dicha aves. 

Sin embargo, las fuentes documentales corrigen a Hernández pues aunque vaya "precedido del artículo La" sí que se trata de un topónimo patronímico a partir del apellido Colombo. En el título de propiedad del convento dominico de san Pedro mártir de Las Palmas de Gran Canaria sobre un tributo redimible para la dotación de la capellanía que instituyó a su favor Fernán Moro en 1551, podemos observar el devenir de los arrendatarios que han tenido las propiedades que la sustentaban.

"[N. 12 a.] Tributo de 68 reales 4/8. Abril. Redimible. Capellanía de Fernán Moro. [Encabezado].
Convento de San Pedro mártir. Paga este tributo don Nicolás Alvarado. [Al margen].
Paga este tributo por 24 de este mes José Cabrera Beatancurt escribano público de esta isla según la escritura de venta que le otorgó este convento en 24 de abril de 1713 por ante D. Lucas de Betancurt Cabrera, escribano público y de Cabildo, de la casa que dicen de la Colomba, la cual casa la hubo este convento por haberla rematado el convento por principal y corridos, y haberla aplicado la Justicia Real Ordinaria al convento como más largamente consta de los autos ejecutivos que el Procurador General de este convento siguió con dicha casa, cuyos están en el oficio de dicho José Cabrera ante quien pasaron. 
Siguió lo ejecución el convento con los herederos de Jerónimo de la Oliva, quien sucedió en esta casa por traspaso y escritura de venta que le otorgó el licenciado don Juan Santos, como albacea de la Colomba, con la pensión de pagar cien reales pagaderos a este convento. La Luisa Ortega Colombo hubo esta casa por donación que le hizo doña Francisca Zambrana con esta pensión. La doña Francisca Zambrana hubo de Juan de León, su padrastro a quien se la dio el convento por escritura ante Francisco Suárez el año de 1606. (…).
Porque como tal albacea pague los dichos réditos para cuya paga hipoteco por expresa ¿escritura? penal, hipoteca una ¿güerta (sic) de? árboles frutales en Valle de los Nueve, término de la ciudad de Telde, y sus rentas, para no poder venderla ni enajenarla, ni que se venda ni enajene hasta estar satisfechos y pagados dichos réditos por haber quedado por muerte de la dicha Luisa de Ortega y la venta y enajenación que en otra manera se hiciere, que no valga y vaya  pase a poder de cualquier sino con esta carga adquiera derecho por ningún transcurso del tiempo y así mismo me obligo a entregarte los títulos y ¿certificados? de cómo fue dueño la Luisa de Ortega. (…) Las Palmas, isla de Gran Canaria, a veinte días del mes de julio de mil y seiscientos y setenta y nueve años" (AHPLP.1, exp. 55).

No sabemos si Luisa de Ortega Colombo ostenta tal apellido materno al encontrarse entre sus antepasados Pedro Colombo, documentado peón en las tropas del conquistador Armas según Viana (Cebrián, p. 171), o bien el genovés Ambrosio Colombo que de mercader estante en 1519 (AHPLP.3, f. 240v.), pasó a mercader vecino en 1527 (AHPLP.4, f. 58v.) adquiriendo posesiones en tierras y casas por toda la isla. 

Lo que sí sabemos es que tuvo que ser una mujer bastante peculiar dado que pasó a la historia como "La Colomba", quizás, no tanto por méritos propios, sino por deméritos como el que motivó los autos que el monasterio de bernardas de Las Palmas de Gran Canaria inició contra sus propiedades en 1693 por el impago de un censo (AHPLP.2, exp. 477).

Entre estas posesiones del Valle de los Nueve quizás se encontraban las tierras que todavía hoy conforman el pago teldense de La Colomba dado que, por aquel entonces, el topónimo Valle de los Nueve encuadraba una amplia zona entre El Ejido y Los Mocanes (hoy Valsequillo). Así se desprende de las fuentes documentales como, por ejemplo, la de imposición de un censo enfitéutico de 26 de marzo de 1598 sobre tierras en La Vega de los Mocanes y el Lomo Fregenal que hace Marcos de León a favor Sebastián del Castillo, tierras "que lindan por la parte de hacia Agüimes con el barranco del Valle de los Nueve" (AHPLP.5, ff. 44r.-49v.), tramo del barranco que hoy conocemos como Castillo y La Colomba.


REFERENCIAS

AHPLP.1. Conventos. Convento de san Pedro mártir. Las Palmas de Gran Canaria. 1510-1836.

AHPLP.2. Conventos. Convento de la Concepción. Orden de san Bernardo. Las Palmas de Gran Canaria. 1532-1836.

AHPLP.3. Protocolos Notariales. Escribano Cristóbal de San Clemente. Las Palmas de Gran Canarias. 1518-1519.

AHPLP.4. Protocolos Notariales. Escribano Hernando de Padilla. Las Palmas de Gran Canaria. 1527.

AHPLP.5. Protocolos Notariales. Escribano Bernardino de Palenzuela Jiménez. Las Palmas de Gran Canaria. 1568-1588.

Cebrián Latasa, J. A. (2003). Ensayo para un diccionario de conquistadores de Canarias. Gobierno de Canarias. Consejería de educación, cultura y deportes. Viceconsejería de cultura y deportes. Dirección general de cultura. Santa Cruz de Tenerife.

Hernández Benítez, P. (1958). Telde, sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos. Talleres tipográficos de imprenta Telde. Telde.

24 julio 2025

DE CUANDO SAN DIEGO ESTUVO EN MELENARA

Talla relicario de San Diego de Alcalá de su ermita en Betancuria
Fotografía del autor en su exposición en la Catedral recién restaurada (2023)

“Ofrecióse el Capitán Cabrera pasar á Canaria por la vía del comercio, é instado por San Diego á querer pasar él también á Canaria, le advertía del peligro. Dieron vista á Canaria por la Isleta y fueron a surgir a Melenara, frontero de Telde, y tiénese en Canaria por evidencia que San Diego estuvo allí, en la cueva de esta playa, que yo he visto y he estado dentro, la pisó el Santo y esperó en ella por más de tres horas el aviso del Rey de Telde, que los mandó salir de la tierra porque supo venía fraile allí, y añadió el Rey Canario que no esperase otra respuesta que las armas y disgustado contra su voluntad salió de Canaria. Oílo decir a los antiguos que San Diego estuvo en Canaria” (Marín, f. 82).

Es curiosa esta aseveración que Marín de Cubas hace en 1694 fiado de la tradición oral. Teniendo en cuenta las características del autor, sin embargo, no sabemos si su relato no es más que una mixtificación de lo que realmente recoge la biografía oficial del santo escrita por fray Antonio Rojo en 1663. En cuanto a los deseos del mismo de evangelizar la isla de Canaria (Gran Canaria), narra que ni siquiera pudo desembarcar en ella porque fuertes vientes contrarios dieron con la expedición nuevamente en Fuerteventura, hecho que el santo interpretó "como voluntad de Dios que le juzgaba indigno del martirio" (Rojo, pp. 97-98). 

En 1725, otro autor franciscano, fray Eusebio González, también recoge el fuerte deseo de san Diego de evangelizar hasta el martirio, si hiciera falta, en la isla de Gran Canaria, aduciendo no al mal tiempo sino a que el propio capitán del barco en el que iba así como sus frailes acompañantes se conjuraron para regresar a Fuerteventura sin darle oportunidad de desembarcar en Canaria, muy a su pesar, dada la peligrosidad de los canarios por ellos conocida (González, p. 325).

Así que, si san Diego estuvo en Telde o no, solo podemos creerlo si tomamos como certero a Marín de Cubas lo que, por otro lado, parece que no hizo el propio Viera y Clavijo cuando en 1772 narra los mismos deseos infructuosos de san Diego por evangelizar Canaria aún a costa de ser martirizado como sus antecesores en la misión (Viera, pp. 442-443) siguiendo la versión de González antedicha. Por cierto, a colación de estos antecesores, bien podrían ser aquellos que en torno a 1424, con la expedición del luso Fernando de Castro, fueron lanzados al mar desde el Salto del Castellano (Alonso, pp. 43-49).

Es una lástima que Marín no especifique si entre los antiguos a los que les ha oído que san Diego estuvo en Melenara se encontraban los propios frailes del convento teldense con quienes, además, aprendió las primeras letras y mantuvo trato frecuente. Sin embargo, su vehemencia a la hora de afirmar que él mismo estuvo en la cueva donde los aborígenes hicieron esperar al santo muestra que esta era un lugar señalado y marcado en la memoria de sus coetáneos.

Melenara en la década de los 60-70 del s. XX (FEDAC)
Pueden observarse las antiguas casas que ya existían

Teniendo en cuenta la orografía de la playa de Melenara y su transformación antrópica, las cuevas que pudieron existir en el cantil que se eleva en su zona norte, sobre la cual radica la actual avenida hacia Taliarte, fueron pasto de la construcción de los edificios modernos. Sólo queda una pequeña casa centenaria construida junto al risco (c/ Luis Morote, 49).

Antigua casa pegada al cantil de Melenara que aún pervive (Google Maps)

Es cierto que por Melenara se conocía a todo el cabo de la costa teldense que también acoge la zona actual de Taliarte y la Baja de Melenara. Así, otras posibles cuevas que pudieron acoger al santo pueden ser las que ya están más inmediatas al mencionado puerto donde, además, se conserva el topónimo de “Las Cuevas” por las que allí se siguen encontrando, una de ellas horadada en los riscos en la misma orilla del mar, cerca de la cala de Taliarte, y otras ya en la misma zona portuaria bajo el faro. De ser en estas cuevas donde estuvo san Diego, quizás fuera él quien trajo consigo la imagen de la Virgen que allí dejara, entroncando con la leyenda de la Virgen Blanca, llevaba al convento franciscano de Telde tras ser encontrada "en una cueva del Castellano”, que justo refiere a dichas cuevas y lugar (Hernández, p. 175).

Mapa topográfico de la Baja de Melenara y La Cuevas (GRAFCAN)

Al fin y cabo, esta idea no es descabellada porque, precisamente, el quehacer misionero de los franciscanos en Canarias partía siempre de la erección de pequeños oratorios en las costas de las islas desde los cuales ir ganando el favor de la población aborigen para adentrarse y asentarse definitivamente en la isla (García, pp. 20-21). Quizás, estos primeros pasos de una nueva incursión misionera y franciscana desde la costa teldense es lo que sustentaba la tradición oral de la que fue partícipe Marín de Cubas.

En este sentido, quién sabe si en otra intentona, por el poniente, en la actual Aldea de San Nicolás de Tolentino, también en una cueva de su playa, dejara la imagen de San Nicolás el mismo santo que, aunque conocemos a posteriori como “del Alcalá” por ser la localidad donde murió, se llamaba “de San Nicolás” por haber nacido en la localidad sevillana de San Nicolás de Puerto. Serían luego los misioneros agustinos llegados con Alonso de Lugo quienes desde Agaete o desde la vecina Tenerife (zona de Güimar-Candelaria) evangelizarían la zona y cambiando la advocación al santo agustino desde la del obispo de Mira pues, no hay que olvidarlo, la ermita cavernícola primigenia de La Aldea data con anterioridad a la canonización de San Nicolas de Tolentino (5 de junio de 1446 por el papa Eugenio IV) por lo que sería imposible haberla intitulado así. Precisamente, a la familia de los marqueses de Villanueva del Prado, los Nava y Grimón (naturales de Tenerife y protectores de la orden agustina en la isla) debemos la edificación de la iglesia aldeana en su actual emplazamiento a partir de 1700 (Suárez, p. 132).

Sería bueno que se retomara entre los teldenses la devoción a san Diego de Alcalá quien, tras su canonización en 1588, fue propuesto sin éxito como patrono del archipiélago, dio nombre a la provincia franciscana de Canarias y fue honrado por la diócesis de Canarias decretando su día, 13 de noviembre, como fiesta de precepto (conmemoración hoy olvidada). Del mismo modo, en el cenobio minorita teldense su imagen comenzó a procesionar junto a la de san Francisco de Asís hasta bien entrado el siglo XX.

Procesión de San Francisco, Santa Rita y San Diego (en primer lugar)
bajando por la calle Carlos Eusebio Navarro hacia la de Tres Casas (FEDAC)

A quien, cosas de nuestra historia, bien pudo recorrer las arenas de Melenara entre los años 1441 y 1450 preocupado por el bienestar de los canarios (García, p. 31), bien podría recordársele con una pequeña imagen suya al término de la calle Luis Morote e inicio del muelle de Melenara, lugar que tan bien se presta para serlo de memoria de este hito histórico.


REFERENCIAS:

Alonso Morales, E. C. (2023). Vida del bienaventurado Jehan Le Verrier, capellán de Jehan de Béthencourt y fervoroso apóstol evangelizador de las ínsulas de Canaria en el primer cuarto del siglo XV, deán y coadjutor del obispo de la diócesis rubicense. Imprenta online S. L. U. Zaragoza – Telde.

García Oro, J. (2003). “La misión franciscana en Canarias. La conciencia misionera de la Iglesia Moderna resucita en Canarias” en Tebeto. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura, núm. 16, pp. 13-48.

González de Torres, E. (1725). Chrónica seraphica, dedicada a N. Rmo. P. Fray Juan de Soto, Comissario General de toda la Orden de N. P. S. Francisco en esta Familia Cismontada, y de las Indias, &c. Sexta Parte. Imprenta de la viuda de Juan García Infançón. Madrid.

Hernández Benítez, P. (1958). Telde, sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos. Talleres tipográficos de imprenta Telde. Telde.

Marín de Cubas, T. (1993 [1694]). Historia de las siete islas de Canaria. Canarias clásica. La Laguna.

Rojo, A. (1663). Historia de San Diego de Alcalá, fundación y frutos de santidad que ha producido su convento de Santa María de Jesús de la Orden de N. P. S. Francisco de la Observancia de la Santa Provincia de Castilla. Imprenta Real. Madrid.

Suárez Moreno, F. (1999). La Historia de la Aldea de San Nicolás. Ayuntamiento de la La Aldea de San Nicolás. Cabildo de Gran Canaria. Centro de la Cultura Popular Canaria.

Viera y Clavijo, J. (1772). Noticias de la historia general de las islas de Canaria (…). Tomo Primero. Imprenta de Blas Román. Madrid.

18 junio 2025

TELDE, CIUDAD DEL POZO

Pozo de Fiol (Carta Etnográfica FEDAC)

Al inicio de la década de los ochenta del siglo XX, el entonces Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria decidió encargar a la empresa INTECSA (Internacional de Ingeniería y Estudios Técnicos S. A.) un detallado inventario sobre los pozos, galerias y catas existentes en la isla. Dentro del proyecto MAC-21, fueron inventariados mediante la visita de los técnicos que se preocupaban por localizar a los dueños, hablar con los maquinistas, vecinos, etc., para conseguir medir la profundidad, realizar catas y comprobaciones de la salubridad del agua, etc.

En el tomo que se ocupa del municipio de Telde (y que pueden consultar aquí) podemos encontrar bastantes datos, no solo para la historia hidráulica de nuestro municipio, sino también sobre las personas "aguatenientes", las principales zonas de cultivo y demás explotaciones agrarias. 

Si tenemos en cuenta las "fechas de concesión" notaremos, enseguida, bien la lucha diaria por arrancar el alimento a la tierra en tiempos de la autarquía de la década de los cuarenta y cincuenta (posguerra), bien el auge de nuevas fincas y plantaciones con el desarrollismo económico propio ya de los sesenta del s. XX.

Por otro lado, además, si atendemos a la "localización" podemos contrastar cómo hay topónimos propios de nuestro municipio que habiendo caído en desuso corren el peligro de desaparecer para siempre al ser fagocitados por el topónimo de entidades de población más numerosa cercanos.  Sirva también para esta publicación para rememorarlo y evitar su olvido.

Aquí van unas tablas-resumen del tomo aludido para facilitar su consulta. En cuanto a los/as "aguatenientes", he recogido solo al primer propietario, por aquello de lo histórico, pudiéndose comprobar en el inventario los/as que lo eran en 1981 y, quién sabe, todavía actualmente.









REFERENCIAS:

FEDAC. Carta etnográfica. Ficha 06176 en https://fichacarta.fedac.org/fichas/6176 (consultado el 3/06/2025).

INTECSA (1981). Inventario de obras de captación y almacenamiento de agua en la isla de Gran Canaria. Obras de captación. Nivel 1. Zona 1. Tno. Mcpal. Las Palmas de Gran Canaria. Telde. Pozos nº del 1001 al 1036. Ecxmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria en https://mdc.ulpgc.es/files/original/c83148567a2fe52cca0eb5ea7d39b37968888986.pdf (consultado el 1/06/2025).